Lazos de amor - Mirador del embalse de El Atazar, Madrid



Maribel Orgaz @leerenmadrid
He vuelto al mirador sobre el embalse del Atazar, el pantano más grande de la Comunidad de Madrid, en estos días de tanta lluvia para ver cómo estaba su nivel. 

El mirador es un voladizo sobre este mar de agua dulce y a los enamorados les parece un buen sitio para sus candados, desde allí pueden cumplir con su ritual de arrojar la llave al agua.

"Los candados están diseñados para ser duraderos y firmes, para mantener dos cosas unidas con seguridad y esto se traduce fácilmente en un ritual sobre el amor, el compromiso y la memoria". Loneyplanet.

Cada vez hay más candados pero en esta ocasión había una novedad: muchos lazos azules, rojos.  

Me gustan estos alegres atrapavientos de amor.  

El escritor Miguel Ángel Núñez explicaba: 

"un lazo es para atar y fijar pero no es un nudo, porque un buen lazo se puede desatar, de otro modo no sirve. Así es el amor, un lazo invisible que une y mantiene a una pareja juntos, que hacen un pacto y están dispuestos a seguir pese a las dificultades".


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Vivir en los lugares que él crea - Sylvia Plath en Benidorm (Alicante, España)












Todo el día juntos, en casa, en la Dehesa - Veranos en Soria, Julián Marías y Dolores Franco - Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla, UCM

 


Maribel Orgaz @leerenmadrid
Hasta el 30 de abril, en la Biblioteca Histórica de la UCM se expone parte del legado del filósofo Julián Marías. Es una muestra llena de afecto y admiración y en ella se han incluido fotografías familiares de sus hijos y su esposa, Dolores Franco.

"Conoció a su esposa Lolita Franco durante los estudios en la Universidad Complutense de Madrid, tratando de temas filosóficos, preocupaciones de la juventud: justicia social, transición política, liberalismo, democracia, etc., amistad que se plasmó en matrimonio ejemplar. Tuvieron 5 hijos: Julián, el primogénito, que falleció a los 4 años, Miguel, Fernando, Gabriel y Álvaro. Fue un hombre totalmente enamorado de su mujer. De él es esta frase: “mi mujer fue lo más importante de mi vida”, a su muerte ocurrida cuando él estaba en el extranjero, escribió: “ha desaparecido mi proyecto vital de tantos años, lo que le había dado sentido a mi propia vida. Ya no soy yo, ni mi casa es mi  casa”. Esta frase, tantas veces repetida tras quedar viudo en el año 1977" RACVE. 

Los veraneos en Soria eran extraordinarios (...), todo el día juntos, en casa, en la Dehesa, con Lolita día y noche. Los desayunos con fruta, churros y buen café, en una habitación inundada de sol, todos reunidos, eran de una alegría sólo ensombrecida, para Lolita y para mí, por un recuerdo que nos manifestábamos.



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A mi puerta llama la vida - Fernando Aramburu y Gabriel Pape




Cómo sabemos que es amor y no estamos confundidos - Lyubov, amor en ruso, Atlántida Films - Staffan Julen, Svetlana Aleksiévich


  Maribel Orgaz @leerenmadrid
Los comentarios de los espectadores a este hermoso documental de Staffan Julen basado en el trabajo de la Premio Nobel de Literatura Svetlana Aleksiévich; alaban la perspectiva real y profunda, en una atmósfera íntima y silenciosa de una indagación: qué es el amor.

Hombres y mujeres son entrevistados por la escritora que escucha atenta y a veces reflexiona junto a ellos acerca de cómo han vivido o viven sus relaciones amorosas.

"El mundo ha sido alterado", explicaba Lena cuando su pareja durante 20 años falleció "la persona que tenía mi alma ha muerto".

Stanislava, una viuda, llama a su marido en sueños para que la visite; y Sasha, diseñador de moda, en la cocina de su casa ante el ensimismamiento de su entrevistadora explica: "quiero vivir para otra persona. Se puede vivir sin otra persona pero es muy triste".

"Mis temas", explica Aleksiévich, "nacen de la vida" y a lo largo de los años y sus centenares de entrevistas con las que ha elaborado sus libros, se ha dado cuenta de que "la gente nunca habla de lo importante en la vida". Éste era su proyecto desde hacía años, en sus propias palabras: qué es el amor, qué es esa posibilidad de ser feliz.

De todos los testimonios recogidos en este documental, el más luminoso es el de un matrimonio con dos hijos, en la fotografía, ante cuya felicidad, en una vida austera, se sorprenden familiares y conocidos, "soñamos juntos y es suficiente", responde ella. 

Y uno de los más conmovedores es el de Volodia, profesor de dibujo y artista, enamorado de una mujer que no le corresponde, "este mundo es demasiado cruel, brusco y ruidoso", explica junto a su hija con parálisis cerebral. 

"Mi próximo libro", avanzaba la Premio Nobel de literatura, "será sobre la vejez y la muerte. Creo que será más fácil".





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Un montón de escombros tratando de subir al autobús - Enrique Vila-Matas y Paula de Parma

La fiesta de la eterna admiración - Séptimo sentido - Un poema de Mukhtar Shakhanov

 

                                                                                               Gran Vía con la calle Alcalá, Madrid. 2019

Maribel Orgaz @leerenmadrid
Este poema pertenece a la edición, Antología de la poesía moderna en Kazajstán editada por Visor.


Séptimo sentido

Mukhtar Shakhanov

Te has casado, y me alegro por ti.

Pero no sólo los seres humanos,

incluso lobos con lobas y monos graciosos,

escapando de la soledad conectan sus destinos

para convertirse en un apoyo adecuado.

Uno para el otro.

Casarse como todos los demás,

y engendrar un hijo.

para esto no necesitas una mente grande.

La pregunta es, cuál de las dos caras de tu esposa

verás mañana.

Desde tiempos inmemoriales,

la gente confundía

sus calientes y tormentosos pasatiempos fugaces

con el amor.

Esta pasión también da chispas.

Pero no todos pueden entender

que en el mundo nuestro,

tan humano y tan olvidadizo,

el amor es el pico más alto

al cuando pueden subir sólo unos pocos afortunados.

Y tal vez, ay, de decenas de miles

solo dos son capaces de aferrarse

en el borde afilado de esta increíble,

cautivante y emocionante fiesta de felicidad.

Fiesta de la eterna, incensante admiración.

La intimidad corporal,

sin la cercanía del espíritu,

es una tristeza inconmensurable.

Por eso en el mundo mucha gente está sola,

sufriendo porque a su media naranja le faltan alas.

Ellos nunca viven los vuelos irrepetibles

y las fiestas inexplicables.

Completamente privados de esta suerte son infelices

y sonriendo a los ojos, a menudo en secreto están limpiando lágrimas amargas.

Y en cualquier encrucijada del camino de la vida

siempre encuentras la inexorable pregunta:

¿acaso tu esposa se ha convertido 

en la verdadera amiga de los motivos más ocultos de tu alma?

¿Siente ella tus tormentas y alegrías

con su séptimo sentido?

Y si no,

entonces, todas tus aspiraciones 

son iguales a intentar encender fuego en un día ventoso.

Y eso significa que tu estás muy lejos de la fatídica meta.

Demasiado lejos...

¡Así de inalcanzable y misterioso,

de selectivo y voluble es este Amor!






A mi puerta llama la vida - Fernando Aramburu y Gabriel Pape

Tomé esta fotografía en el Barrio de Lavapiés, Madrid. 2018

Maribel Orgaz @leerenmadrid

El escritor Fernando Aramburu publicó el 4 de diciembre de 2016, en el diario El País este artículo sobre su esposa, Gabriel Pape. 

Guapa: pasa de treinta años que llamaste a la puerta. Es la calle del Canal de Zaragoza, en el barrio de San José. Llamas a una hora criminal para un estudiante nocherniego, las diez de la mañana. Me acababa de levantar y me pillaste recién vestido, con una chaqueta marrón de punto que guardaré durante varias décadas como ­reliquia de aquel instante.

¿Eres un agasajo del azar? Esto lo hemos hablado los dos a menudo, asombrados risueñamente mientras hacemos cábalas sobre el sinfín de casualidades que hubieron de sucederse en la historia de las naciones para que tú y yo nos encontráramos. Abro la puerta  del modesto piso de alquiler pensando en que quizá el cartero me traiga un paquete o un telegrama como aquel que tiempo atrás me anunció el fallecimiento de un pariente; pero quien llama es la vida con un obsequio formidable.

Te veo delante de la puerta, la melena ondulada, los ojos de un bellísimo gris azulado, la sonrisa tímida a través de la cual pronuncias, confiésalo, la frase que trajiste aprendida de memoria y que es encantadoramente incorrecta. Vienes buscando nuevo alojamiento. En el que ocupabas hasta entonces, compartido con dos compañeras de tu país, no puedes practicar la lengua española que estás estudiando. Y entras y miras la habitación disponible y decides quedarte. En la convivencia cotidiana, durante varios meses, se va adensando poco a poco, desde la atracción física inicial, esa sustancia que, además de unir cuerpos, une vidas. Para mí es el amor; para ti, die Liebe. Dos formas de expresar lo mismo. 

Llega la primavera del año siguiente. Has de regresar a tu país y a tus estudios en la Universidad de Gotinga. Días antes de tu partida me voy a pasar el fin de semana en mi ciudad natal. Es la despedida. ¿Para siempre? Recuerdo la mueca mustia de tu cara al pie del autobús. Tienes un rostro tocado por la belleza y me da mucha pena dejarte. Pero vives en Alemania; nos separan obligaciones distintas, además de fronteras y kilómetros de llanura europea.

El lunes, de vuelta en Zaragoza, al entrar en el piso viene a abrazarme tu ausencia. En mi habitación, sobre la mesa, antes de marcharte habías dejado el diccionario español-alemán de tapas amarillas con el que tanto nos divertíamos a altas horas de la noche, yo buscando entre sus páginas, para moverte a risa, palabras picantes de tu idioma. Has dejado asimismo una nota en la que me deseas la felicidad. Entiendo el gesto y entiendo que comporta un ofrecimiento. El dilema es obvio. A un lado, mi posible tesis doctoral sobre la obra de algún poeta clásico, mis costumbres, mi familia, mi círculo de amigos, la coyuntura de un porvenir laboral en esta o la otra ciudad española. Al otro, tú, tus ojos, tu voz, Alemania.

Ignoro, al cabo de más de treinta años, lo que me habría deparado la primera opción. Sé lo que me ha dado la segunda. A veces me pregunto qué forma habría tenido mi vida sin ti. No me respondo. ¿Para qué si no me importa nada la respuesta?




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Un montón de escombros tratando de subir al autobús - Enrique Vila-Matas y Paula de Parma



El matrimonio de los ochomiles - La cumbre sólo merece la pena si es con el otro - Nives Meroi y Romano Benet

                                                                               Tomé esta fotografía en el pantano del Atazar (Madrid) en 2017


Maribel Orgaz @leerenmadrid
El ejemplo de la pareja Meroi-Benet sirve para recordar el tremendo valor de una cordada: dos voluntades atadas a una cuerda, cada cual responsable del otro, unidos en un viaje de deseo y renuncia. La cumbre solo merece la pena si es con el otro. ¿No era eso el matrimonio?

Los italianos Nives Meroi y Romano Benet son la primera pareja que hollan juntos las 14 mayores cimas del mundo. 

El matrimonio de los ochomiles, El País, mayo 20
Son la primera pareja en hacerlos todos conjuntamente y sin oxígeno. Desnivel, 2017



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Creí que no podría volver a escribir - Claribel Alegría y Darwin J. Flakoll




Creí que no podría volver a escribir - Claribel Alegría y Darwin J. Flakoll

 Tomé esta fotografía en Málaga, en marzo de 2019


 Maribel Orgaz @leerenmadrid
“La poesía fue una salvación total. Mi marido y yo tuvimos una amistad enorme, y cuando él murió creí que el mundo se me venía abajo y que ya no iba a escribir. Hice un viaje sola a Asia, donde no conocía a nadie y nadie me conocía, para buscarme. Y vino la poesía y la poesía me salvó”, aseguró Alegría.

                                   Claribel Alegría, XXVI Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana

No puede conmigo la tristeza
la arrastro hacia la vida
y se evapora.


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